Terapia Biodinámica Craneosacral (T.B.C.)
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Terapia Biodinámica Craneosacral (T.B.C.)

La Terapia Biodinámica Craneosacral se basa en el principio de la existencia de una serie de movimientos rítmicos que emergen de los tejidos y fluidos del núcleo del cuerpo y se denominan “las mareas”. Los diferentes ritmos pueden ser percibidos como un movimiento respiratorio sutil en todas las estructuras que componen el sistema craneosacral (encéfalo, médula espinal, liquido cefalorraquídeo, meninges, huesos craneales, pelvis y sacro), e igualmente se transmiten también a todos los órganos, células y tejidos corporales.


La potencia y calidad con que emerge y se transmite este impulso a todo el organismo determina su estado de salud y vitalidad. El terapeuta de Craneosacral Biodinámico sigue el plan de tratamiento inherente determinado por la inteligencia de la potencia creadora, apoya las expresiones de las fuerzas de la salud y coopera con las propiedades de autorregulación siempre presentes en el sistema.


El terapeuta de Biodinámica Craneosacral ha desarrollado la capacidad para establecerse en un estado de presencia con una mente quieta, en contacto con sus propios recursos y las expresiones de su salud inherente, su propia Respiración Primaria. Emplea un toque suave y receptivo tanto para escuchar como para acompañar el proceso terapéutico. De esta manera se va creando un campo relacional terapéutico seguro, que es la atmósfera adecuada para que se despliegue tanto el potencial de curación -contenido en la capacidad autorreguladora de las fuerzas de la salud-, como el saber de lo que tiene que ocurrir –contenido e la inteligencia de las fuerzas creadoras-. Ambos, potencial de curación y sabiduría están en el núcleo de las condiciones de malestar, sufrimiento o enfermedad que pueden estar presentes.

Siguiendo este principio fundamental, el terapeuta nunca impone nada sobre el cuerpo de la persona, ni fuerza a su organismo a hacer algo para lo que todavía no está preparado. Es el mismo sistema del paciente el que lleva la directriz de su proceso de curación. En la medida que el proceso terapéutico se va desplegando la persona accede a profundos estados de descanso, relajación y entendimientos, aumenta su capacidad de resiliencia y todo su sistema se empodera al reconectar con más recursos propios.



Este tratamiento se utiliza para las siguientes patologías:


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